Esmaltería de Limoges
Un tesoro de la orfebrería medieval
Sobre las tablas de madera de haya se ubican treinta y nueve placas de esmaltes en champlevé, una técnica de esmaltado que consiste en la excavación de formas sobre el cobre, al que se le añade una pasta vítrea que funde a muy alta temperatura. Más tarde, es enfriada y pulida. Esta técnica permite conservar la viveza de los colores y los detalles de las formas por un largo tiempo.
Si contemplamos cuidadosamente este frontal, observaremos una gran variedad de colores como el azul (oscuro, medio, claro), verde (oscuro, claro), turquesa, amarillo, rojo, blanco y sus gamas. También observaremos cómo el azul y el verde se complementan de manera magistral en la vestimenta de las figuras.
Otro de los elementos característicos de este frontal es la precisión con la que se integran piedras semipreciosas en la obra. De la misma manera, podemos comprobar cómo la mayor parte de las placas de esmaltes que componen el frontal están recubiertas con decoraciones vegetales, en las que el motivo vermiculado es un elemento fundamental.
El frontal está compuesto por una mandorla central, en la que se encuentra la Virgen María con el Niño. Alrededor de ella se disponen doce arcos de pequeñas dimensiones, en los que se integran distintas figuras bíblicas.
Capiteles
Decorado con flora repujada.
Fustes
Los fustes son calados, dibujandose dos tallos ascensionales, que se cruzan formando espacios circulares, ocupados por palmetas.
Basas
Decoradas con flora repujada.
Arquerías
Están decoradas con edificios repujados, representan cúpulas y torres (La Jerusalén celeste).
En la zona superior se conservan dieciséis medallones con representaciones de seres fantásticos, dragones alados y leones entre otros. En medio, aparecen cuatro figuras adicionales.
En la parte inferior se lee una inscripción que data de 1765, en la que se informa de la limpieza del frontal en Pamplona y su colocación en la capilla mayor del Santuario de San Miguel de Aralar, su ubicación actual.