La sierra de Aralar alberga el conjunto de monumentos megalíticos más denso en Navarra y País Vasco, según afirma la historiadora Carmen Jusué Simonena en la Gran Enciclopedia Navarra. En la zona de Navarra se contabilizan 44 dólmenes y en la de Gipuzkoa, 17.
Los dólmenes enclavados en Navarra son: Albia, Aranzadi, Armendia, Arrate Illuneta, Arripilla, Arruazu I y II,Arzabal, Debata, Debata Realengo, Elurmenta, Erbillerri, Eubia, Garraztita, Iruzulo Txikita Lakuntza, Iruzulo Txikita Realengo, Izeñiturri I y II, Lerritz, Lizarrandigañe I y II, Luperta, Maantsa, Moskordi, Mukurruko, Obionet Norte y Sur, Olaberta, Otadi, Otansur, Otsopasaje, Otsotesare I y II, Soiltxiki, Subarrietakogaina, Trikuar, Txagadi, Txuritxoberri, Urdenas, Zeontza, Zinekogurutze, Zubeinta y Zubigoien.
La estación o sector dolménico de Aralar – Larraun es uno de los 42 descubiertos en Navarra a los que pertenecen un total de 434 dólmenes, que junto con 198 túmulos, componen el patrimonio megalítico de Navarra.
El descubrimiento de la estación megalítica de Aralar, realizado por Juan Iturralde y Suit, en 1894, supuso el inicio de los estudios megalíticos en Navarra. Tras Iturralde y Suit, la estación dolménica de Aralar ha sido estudiada por otros especialistas como Francisco de Ansoleaga, Telesforo de Aranzadi, José Miel de Barandiarán y Jesús Elósegui.
Los dólmenes eran enterramientos colectivos levantados en lugares de especial significación religiosa, de donde puede deducirse que la sierra de Aralar tenía un especial significado espiritual para los habitantes de estas tierras miles de años antes de la llegada del cristianismo. Los cadáveres eran enterrados bajo ellos ordenadamente, adornados con collares, colgantes, brazaletes, etc. de hueso, piedra, etc., y junto a ellos se colocaban vasijas, armas u otros utensilios como ofrenda. En general, los dólmenes están formados por grandes piedras o losas hincadas verticalmente en la tierra y coronadas por otra piedra o piedras a las que sostienen. Pertenecen a los periodos Neolítico final, Calcolítico y Bronce Medio, comprendidos entre los años 3300 y 1300 antes de Cristo.
Cabe también señalar, entre la arqueología y la leyenda, el menhir de ErrolanArriya, gran piedra vertical ubicada en el prado de Ata, del que la tradición dice que fue lanzada desde la cumbre de Aralar por el gigante Roldán contra un pueblo vecino, pero, tras engancharse con su vestido, quedó a mitad de su trayecto, y en ella quedaron marcados los dedos del gigante.